viernes, 26 de septiembre de 2008

Sin perder el ánimo

Por Rubicel González
rubicel@ahora.cu
“El lunes por la mañana cuando llegamos aquí, todo estaba fuera de lugar. Era un tumulto de ramas, falso techo, ventanales desprendidos y cristales rotos; obra de Ike.” Así lo describió uno de los trabajadores del Instituto Preuniversitario de Ciencias Exactas, José Martí Pérez, que pasado el Huracán se sumó a las primeras misiones de recuperación y atención a los evacuados, como ya habían iniciado desde el domingo, 78 de sus compañeros.
La fuerza de los vientos, con mayor potencia en los pisos superiores, arrancó una buena parte de la carpintería en dormitorios, solo en seis de ellos, casi el 60 por ciento quedó tirado en el piso. Aulas y otros locales como la sala de historia, el salón de reuniones y los laboratorios de computación e idioma, sufrieron además daños en la cristalería; no así los medios técnicos y la base material de estudio, debido al provisorio traslado hacia lugares a buen resguardo.
Asimismo, cerca de mil 200 metros cuadrados de impermeabilizante se desprendió en el techo del edificio central y el centro de elaboración. Una parte de este ya fue utilizado para reparar la cubierta en la nave de ovejera y cochiquera, y la otra se le facilita a los 40 trabajadores cuyas viviendas sucumbieron, parcial o completamente, ante el ciclón.
Luego del retorno de los estudiantes el sábado a sus hogares, la escuela se enfrentó a otra movilización masiva 24 horas después con el arribo de 2 mil 896 evacuados, aún cuando el viento y la lluvia arreciaban cerca del anochecer. “Tuvimos que utilizar 32 dormitorios y 36 aulas para albergar mujeres, niños, ancianos y hombres que procedían de Cacocum, Urbano Noris, Maceo y Cristino Naranjo. Todos los recursos que la escuela poseía, desde alimentos hasta sus vehículos fueron puestos a disposición de estas personas.
Especial reconocimiento merece la actitud de los compañeros que en pleno azote de Ike, no titubearon para socorrer las 40 personas que se encontraban en el anfiteatro, una vez que sus inmensos ventanales se derribaron. Por convicciones así es que nadie salió lastimado”, puntualizó Ernesto Hernández Quevedo, director general del centro escolar.
A 19 días del paso por tierras holguineras de un gigante leñador, el panorama en la conocida popularmente como “vocacional”, es distinta al lunes 8 de septiembre. “La escuela se recuperó rápido, a tal punto que el miércoles 17, recibimos los mil 621 estudiantes que tenemos como matrícula. Acondicionamos aulas para el laboratorio de computación y todos los ventanales en dormitorios están reparados utilizando los mismos materiales que antes teníamos”, acotó Hernández Quevedo.
Sin dudas Ike quedará en el recuerdo de quienes lo vivieron o atestiguaron su destrucción, pero ante todo, de quienes hacen desde su humilde puesto, la magia de la recuperación, la solidaridad y el increíble poder de no perder el ánimo.

viernes, 19 de septiembre de 2008

Recuperarse y producir rápido

Por Rubicel González
rub
icel@ahora.cu
Jornadas atrás, el ojo del transeúnte
podría sugerirle que se encontraba ante blancos Iglús transparentes de esquimales en el Valle. Pero cuando Ike dejó su impronta malévola en la producción agrícola, quedaron al descubierto las casas techadas, cuya función no es retener el calor en un clima polar, sino cobijar sembrados.

Cifras e imágenes en estos días completan la idea del destrozo que paso a paso y con creces en voluntad, se revierte en recuperación. Esta misma energía, la del empeño, solidaridad y optimismo se encuentra patente en las casas de cultivo de Mayabe.

Apenas 24 horas transcurrieron entre las fases que pusieron a Holguín en Alarma Ciclónica, pasando por la Informativa y la Alerta. Esta misma premura golpeó la totalidad de las 30 casas protegidas, cuyo techo no pudo ser retirado y en vistas del desastre, se tomó la decisión de cortar el nylon que las cubría, para una afectación de 22 mil 800 metros cuadrados.

Sin embargo, cinco no corrieron igual suerte, pues estas quedaron con la estructura destruida y en doce que albergaban sembradíos de pepino, tomate y pimiento, solo pudo aprovecharse el cinco por ciento, para más de 50 mil pesos de perdidas.

Con la vista se palpan otras afectaciones a los tres umbráculos semiprotegidos cuyas varillas y cubierta se inclinaron a merced del Huracán. También se dañaron las naves de almacén de víveres, la cocina y comedor, la de sustratos y de beneficio, entre otras instalaciones.

Yipsi Serrano, administradora, explica que desde las horas sucesivas al ciclón, los trabajadores emprendieron las labores de recuperación posibles en ese momento. No obstante, hoy se encuentran allí 40 hombres, pertenecientes a brigadas de la fábrica KTP, la ECTA Primero de Mayo y Fruti Flora; muchos de los cuales apenas descansaron de misiones cumplidas dentro fuera del país. Son manos diestras, emprendedoras que aprovechan los recursos útiles aún.

“Ya se ha recuperado todas las laterales de las 25 casas en pie y los compañeros de KTP casi terminan el montaje del techo en dos. Ahora lo principal es empezar a producir rápido, por eso con el nylon que disponemos sano se techarán completamente otras 12 casas y a finales de octubre las posturas estarán listas para trasplantar. Esa misma intención tenemos con los 96 canteros del umbráculo recuperado”, acotó con firmeza la joven administradora.

Algo importante a tener presente en el futuro para cuando se realicen inversiones similares, es el estudio de la fortaleza y funcionalidad en la construcción de las estructuras. Lo anterior se desprende que todas las casas dañadas no poseían un sistema de tensores fijados al suelo, ya que la española Carisombra, quien la suministró, no diseñó para una zona donde los huracanes pueden impactar todos los años.

Pero allí no se respira sedentarismo esperando que otro lo resuelva, acción se ve por doquier. Techos blancos o negros se levantan, encima donde semillas prestas se disponen a devolverle el buen ritmo en la producción a una de las mejores casas techadas de Cuba. Otra vez el hombre se niega a doblegarse ante el ímpetu de la naturaleza y lo hace, con amor y trabajo.

viernes, 5 de septiembre de 2008

ALBA de pueblos

Por Rubicel González
rubicel@ahora.cu

Cuenta la tradición que Cristóbal Colón en su cuarto viaje de descubrimiento fue sorprendido por un huracán en la costa de Centroamérica. Airoso ante la tormenta, el Almirante junto a sus carabelas, exclamó: ¡Gracias a Dios salimos de estas honduras! Nombre que hasta hoy distingue la Republica y país que el pasado 25 de agosto firmó su incorporación, como sexto miembro del ALBA.

Sin embargo, el camino hacia la integración profunda de los pueblos con el hondureño, estuvo plagado de matices entreguistas y serviles a los intereses de Estados Unidos. Medios de prensa y la oligarquía nacional junto a políticos de derecha; se encargaron de vituperar la esencia de la Alternativa, alegando que: “el ALBA es una alianza político militar frente a Washintong”, “conspira contra la libertad de comercio”, “nacionaliza empresas y promociona el intervencionismo del gobierno”, y la lista continúa hacia el infinito.

Es una receta que se repite por toda Latinoamérica en épocas, circunstancias y con nombres diferentes pero que, con el pasar del tiempo, se hace menos efectiva. A larga, el espaviento manipulador es un reflejo condicionado del Norte, para hacer creer que existe oposición popular, realmente fuerte, a la decisión del gobierno y los movimientos sociales del país.

Por su parte el presidente Manuel Zelaya, le puso, dicho en buen cubano, la tapa al pomo con su respuesta contundente: “Hoy nos suscribimos al Alba, la cultura y la dignidad, para hacer de los hondureños un pueblo libre”. Ese mismo día, ante miles de ciudadanos condenó las confabulaciones de los medios y dejó por hecho que sus compatriotas son valerosos, luchadores y revolucionarios.

La nación centroamericana ha estado por varias décadas bajo la sombra Yanqui y otros estados desarrollados. Estos, hollaron su economía y fugaron los principales recursos naturales a la vez que sumieron en la pobreza y la indigencia el 74 por ciento de la población, según el Banco Interamericano de Desarrollo.

En el 2003, la deuda externa era casi la mitad del producto interno bruto equivalente a 6 mil 978 millones de dólares. Mientras, el principal sustento económico de ese territorio, eminentemente agrícola, lo conforma 3 mil millones que ingresan desde Estados Unidos, producto de las remesas de centenares de miles emigrados.

Con una población superior a siete millones de personas, el nivel de analfabetismo ronda el 22 por ciento en edades superiores a 15 años; y la tasa de mortalidad infantil se comportaba en el 2005, superior a 34 fallecidos por cada mil nacidos vivos. Por eso el ALBA es una esperanza, la meta que cada gobierno justo pretende ofrecerle a su pueblo, sin exclusión social ni enriquecimientos de una minoría acaudalada sobre el sudor de la explotación humana.

Esta es la vía para garantizar el intercambio comercial equitativo, flexible y bajo las reglas de la hermandad entre naciones. Es un medio de combatir la hegemonía neoliberal y salir del coloniaje histórico, hacerle frente a los tratados de libre comercio y las promesas incumplidas de mandatarios u organizaciones como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, a la vez que promueve el desarrollo endógeno.

Ya Chávez anunció que la agricultura hondureña recibiría un empujón con los proyectos Grannacional o empresas mixtas. Para este fin, la primera iniciativa fue la donación de 100 tractores y sus implementos para fomentar la producción agrícola. Asimismo, se afianza el tratado que garantizará la seguridad energética como pilar fundamental de la Alternativa, por lo menos durante cien años.

No obstante, los antecedentes de la decisión hondureña se remontan a acuerdos bilaterales entre Tegucigalpa y Caracas, cuando en enero pasado emprendieron entre otros, la compra a Venezuela de 20 mil barriles diarios de combustible, un Acuerdo de Seguridad Alimentaria y otro de Cooperación Integral.

Pero quizás lo más relevante y sensible que ocurra en ese país con el ALBA, sea la implementación de misiones sociales similares a Barrio Adentro, Robinson, Ribas, Vuelvan Caras y Milagro, que elevarían la calidad de vida de millones de pobladores que durante largos años de espera, soñaron la libertad en otras honduras: las del subdesarrollo.